por CARLOS FUENTES
El éxito creciente de Brasil como primera potencia de la América del Sur ha suscitado, como era de esperarse, temores en algunos vecinos y resquemores -por no decir envidias- en otros. Hay mucho que admirar en el Brasil de hoy. No todos nuestros países han gozado de 14 años de crecimiento sostenido y buena gobernanza. La presidencia de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) venció la perniciosa inflación sin caer en la recesión. Se dio cuenta de que la inflación es una manera de robar a la mayoría en beneficio de la minoría, pero que, sin inflación, aumenta la responsabilidad social del estado. Cardoso reformó la banca sin hacerle concesiones a los banqueros irresponsables confiados en que el Estado los sacaría de apuros. Y en materia educativa, elevó a la escuela primaria en un 97% de inscripciones, y a la secundaria en un 70%. La educación es la base del desarrollo.
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